Insolación. La serissa
es una planta de interior que necesita mucha luz, sobre todo cuando se trata de
variedades variegatas. Evitar el pleno sol en verano.
Temperatura. La serissa
soporta un ambiente caluroso. En invierno, proporcionarle una temperatura más
fresca, entre los 15 y 19 grados. En verano más elevada, 18 grados como mínimo.
Ventilación. Atención a
las corrientes de aire que resultan muy nocivas.
Maceta. Soporta
una maceta bastante plana, sobre todo cuando se trata de bosques. Esta, puede
ser decorada con la condición que el motivo se adapte al bonsai. La serissa
resulta muy atractiva en macetas chinas antiguas (o replicas). Los árboles más
viejos necesitan macetas más profundas (de 7 a 15 cm)
Limpieza. Aunque
posee un follaje persistente, produce continuamente hojas amarillas que deben
ser eliminadas. Eliminar también las ramas muertas. Sobre todo se deben
suprimir los renuevos del tronco o de la base del tronco ya que acaparan toda
la savia.
Crecimiento. Pasa por
una fase de reposo en invierno. Durante el período vegetativo, el crecimiento es
muy rápido (desde abril hasta septiembre).
Trasplantado. En marzo –
abril, cada dos años, cortar la mitad de las ramificaciones de las raíces.
Trasplantar antes de la eclosión de las flores.
Tierra. La serissa crece bien en una mezcla de 1/3 de
tierra vegetal arcillosa, 1/3 de tierra de brezo y un 1/3 de arena.
Poda. Después
del trasplantado y poda de raíces se practica una poda de ramas y ramitas.
Poda de
las ramas. Después del trasplantado (entre abril y
finales de octubre), se recortan los brotes tiernos dejándoles sólo 1 ó 2 pares
de hojas. La serissa debe tener un aspecto compacto. No efectuar la poda
durante la floración.
Poda de estructura. Cada 2 ó 3 años puede resultar
necesario podar a fondo la serissa.
Poda de las flores. Eliminar las flores tan pronto se
marchiten para aumentar la floración.
Riego. En verano
riego más abundante que en invierno. La serissa es un árbol que ama la humedad.
Las raíces se secan rápidamente.
Vaporización. La serissa
es de origen tropical y prefiere el calor húmedo. Es muy importante vaporizar
el follaje cada día. Sin embargo, se evitará vaporizar las flores, ya que el
agua las marchitaría.
Abonado. Abonar una vez cada 15 días, desde el
comienzo de la vegetación hasta la fase de reposo, utilizando fertilizantes en
polvo o líquido. En invierno, si la serissa está situada en un lugar caluroso,
se le puede suministrar un poco de abono.
